miércoles, 8 de octubre de 2014

¿ES POSIBLE SER AMIGOS?

        Es una pregunta frecuente cuando has roto los vínculos emocionales con una persona y la respuesta mas natural sería "depende". Si los dos fueron sujetos mas o menos civilizados, tuvieron un intento de "algo" que no llegó a concretarse, existe la posibilidad de que puedan verse sin ganas de estrangularse. Que como buenos amigos puedan compartir un café y una charla telefónica, que no interfieran las ganas de meterse entre las sábanas y tampoco los recuerdos de pasiones fallidas o insuficientes. Hay quienes no lo creen, pero es cosa de despegar el sexo del cerebro y dejar de sentir con los genitales, suena fácil pero es terriblemente complicado, aún así, detrás del mañana podría encontrarse una sólida amistad, basada en el conocimiento mutuo y en el deseo que la vida le depare lo mejor a la otra persona . Otra cosa muy distinta es lograr que los demás lo entiendan y dejen de sentirse ofendidos por eventos que no ocurrieron en su época, palabras que no se les dijeron o situaciones que no se presentaron. 
          Hay otro tipo de relaciones pasionales, tormentosas, enredadas, sumamente difíciles de sobrellevar, es como montarte en una montaña rusa y esperar que a la vigésima vuelta no te duela el estómago o la cabeza quiera estallar; ese famoso "conmigo no vas a hacer lo que les haces a otros", "aquí mando yo", que en principio divierte, luego desespera y al final aburre. Ahí se pierde toda sensatez, toda cordura y toda medida, la persona que se te puede aparecer de madrugada a buscarte porque no puede vivir sin ti y luego pasar semanas sin acordarse de tomar el teléfono.Son amores que desgastan y pueden llevarte a la desesperación, pero no pueden durar mucho, nadie en su sano juicio puede querer con esa combinación de odio tierno que te hace sentir felicidad y desesperación. Al terminar, hay muchas cosas heridas, sobre todo el autoestima de quien se siente abandono, quien busca hasta debajo de la cama su "rival" para darse cuenta que sólo hay polvo. Se recurre al acoso, se hostiga, se intenta reparar algo que nunca ha funcionado del todo. En esos casos, no es posible hablar de amistad ni siquiera en una forma remota, porque siempre estarán ahí, para fastidiarte en la próxima relación, es mejor observarlos de lejos y dejar que se vayan por el rumbo que la vida les marque, que un buen día no se acuerden de un "nosotros" para superar con otras personas o continuar con esos tormentos a los que han dado en llamar "mi forma de querer". 
           De cualquier modo, habría que pensar que los seres humanos necesitamos una red donde podamos sentir un apoyo, a veces la familia no es extensa, no es cercana o no es suficiente; todos podemos subsistir de forma independiente pero no sobra que de cuando en cuando, recibas el telefonema de alguien que te diga "aquí estoy y no te olvido", que te recuerde tu valía y las grandes virtudes que te hacen destacar. Por la salud mental y por las buenas tardes recordando amores que no se lograron eternamente, deberíamos conservar el hábito de cuando en cuando de saludar a alguien, sin ceder a la tentación de etiquetarlo como "mi ex" para poder aludirlo como una amistad.