sábado, 2 de enero de 2010

EL SUEÑO AMERICANO

Cuando Mariano Rosales decidió irse a Estados Unidos su mujer Agripina Gómez no dijo nada, nunca supo oponerse a nada en su vida, esta vez no sería la excepción, cierto que tenían dos hijas, de cinco y de cuatro años, pero no él sabía que ellas existían, que lo necesitaba, así que aunque su mente y corazón albergaban el temor de enfrentar la vida sola, Agripina tampoco los externó.
Al principio no fue tan difícil, las niñas decían extrañar a su papá y ella les explicaba que se había ido a Estados Unidos para mandarles dinero para su escuela y sus alimentos y el hecho de que cada mes recibía un envío de dinero, que le permitía cubrir sus necesidades más elementales, le daba cierta tranquilidad. Un año estuvieron así, las cartas de Mariano hablaban de que había bastante trabajo, que migración no los molestaba, estaba escondido donde era más facil esconderse, en una gran ciudad, moderna y con una gran cantidad de gentes de diferentes origentes, tenía un trabajo regular, asi que por un tiempo todo estab muy bien.
Después del primer año en Estados Unidos, las cartas de Mariano se fueron espaciando, al principio de una cada dos semanas, se empezó a hacer un mes, cuando ella le respondía preguntando que pasaba, él decía que tenía demasiado trabajo, que aparte del dinero que les enviaba tenía que pagar la casa que rentaba con otros compañeros, porque las rentas allá no eran baratas, que había que pagar las mensualidades del auto que compró, porque en esas ciudades tan grandes un auto era una necesidad, ella solo guardó silencio, pero empezó a notar que los envíos mensuales eran menores, al principio solo diez o veinte dólares menos, luego empezaron a espaciarse, un mes y quince días entre cada uno de ellos. Entonces su pretexto ante las niñas empezó a flaquear, pues no podía explicar la ausencia del padre si ahora el sustento era más flaco.
Para el tercer año, los envíos cesaron por completo, cesaron las cartas y cesaron las preguntas de las niñas, que empezaron a olvidar al padre, su madre estaba enferma, la casa humilde se había quedado a medio construir, pues el dinero ya no llegaba en definitiva, la madre que yacía en cama y el hambre hizo que las hijas de Mariano salieran en busca de alimento, al principio por la cuadra, luego por el resto de la ciudad.
Nadie se acordó de ellas, si mucho el abuelo paterno pedófilo, que ahora sabía que las niñas estaban desamparadas, con una madre que no podía cuidarlas, pero antes de que pudiera poner en práctica sus intenciones, la madre falleció, los vecinos decían que de hambre, otros que de tristeza, pero lo cierto es que se quedó preguntandose donde había ido el hombre que había amado en un día, sin conocer el porqué de su abandono.
Así pasaron un cuarto y un quinto año, de las niñas no se sabía nada, porque habían abandonado la casa, luego los vecinos supieron que habían vivido un infierno gótico de hambre, de miseria, de abandono, que la mayor se prostituyó para darle de comer a la pequeña, que las dos habían sufrido mal trato y que fueron finalmente recibidas en un albergue donde habían recibido refugio y alimento durante muco tiempo, así, pasó mucho tiempo, su padre seguía en Estados Unidos, a saber de todos. Las chicas, sin educación, sin un camino definido, un día dejaron el sitio donde habían vivido hasta entonces, una de ellas se fue a vivir con un sujeto que aunque tenía veinticuatro años, casi diez mas que ella, era el único camino que veía para seguir adelante, no quería volver a la calle jamás, la otra la siguió por inercia, le daba igual alla que acá. La última vez que supe de ellas, la mayor tenia tres hijas, con otras tantas parejas, seguían sin encontrar su camino en el mundo y la menor seguía en un estado casi catatónico, de insensibilidad de la vida, ambas con la voluntad apagada y solo esperando el día de su muerte.
¿Qué fue de Mariano y su sueño americano en ese tiempo?, después de casarse con otra mujer, pese a que estaba legalmente casado en México, ella no lo sabía y tampoco él iba a decirselo, por ese motivo dejó de enviar dinero a casa, no podía dejarle saber que tenía alla una familia, pero tampoco tenía quieto el aparato reproductor, era un hombre que jamás supo estar quieto, sus múltiples infidelidades dieron por resultado que esta segunda esposa lo abandonara, y ahí empezó un camino de mujeres, parrandas, que llenaron sus años, olvidado de todo lo que dejó atrás, su nivel de vida fue decayendo, porque sus compañeros no lo toleraban durante mucho tiempo, cuando se atrasaba con su parte de la renta y servicios, entonces vivía en un departamento pequeño, que no tenía nada en el interior, en un barrio cualquiera, solo con un colchón en el suelo y su ropa apilada de cualquier forma. Luego empezó a sentirse mal, pese a que sabía que por su condición de ilegal no debía llamar la atención y acercarse a un hospital público, tuvo que ir, se sentía muy mal, todo el cuerpo le dolía, era como un resfriado que no se iba y ahí fue que se le dió el veredicto final, la sentencia que condensaba el resultado de una vida dispendiosa, era portador de VIH. No tenía recursos para atenderse, ni quien lo cuidara en los momentos de crisis, así que solo le quedaba esperar la muerte, en el rincón donde vivía. Ahí terminó su sueño americano.

2 comentarios:

Martiuks dijo...

Arayana:
Yo creo que historias como la que compartes, por triste que sea la realidad, son más frecuentes de lo que uno se imagina.

Nosotros que vivimos en frontera, en mayor o menor medida conocemos de cerca la experiencia de alguien cercano que ha pasado por esto.

Muchos padres se desligan así de sus hijos y de sus familias una vez que cruzan al "otro lado" y muchos niños han tenido la suerte de las dos hijas de Mariano, y creo que lo describiste demasiado bien, pero en ocasiones la realidad es mucho más cruel todavía.

Me gustó mucho tu escrito y tu manera de contarlo, hace que uno se envuelva y siga leyendo.

Saludos y muy padre tu blog.

aryana dijo...

muchas gracias por tu comentario, los nombres son distintos a los verdaderos, pero triste y vergonzosamente, la historia es real y creo que me quede corta en detalles, gracias por leerme.