martes, 7 de diciembre de 2010

"¡No me pidas que te deje y que me separe de ti!
Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas.
Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.
Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada.
¡Que Dios me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte!"
Rut 1:16,17

domingo, 14 de noviembre de 2010

LA VERDAD

Para ser un blog de relatos de ficción, por una vez, va una historia de verdad, érase una persona que nació prematura y ha vivido mucho más de lo que nunca pensaron el médico que dijo que moriría. De eso hace mucho tiempo, he aprendido algunas cosas, no son dogmas, solo que me han servido hasta ahora para sobrevivir, ahi van enunciadas, para las personas que quieran adoptarlos o contrariarlos, feel free:
1.- Hay que tener ilusiones en la vida, de las ilusiones se alimentan los proyectos y los proyectos se traducen en logros, así que no es tan malo tener la cabeza en las nubes, siempre y cuando mantengas los pies en la tierra.
2.- Has las cosas con ganas, con intensidad, rie, vive, goza, con mucha intensidad, enójate, enfurecete con intensidad, pero luego olvidalo rápido y nunca digas que se te acaba el tiempo, el tiempo termina cuando mueres, asi que persigue tus deseos mientras vivas.
3.- Viaja ligero, no lleves cargando los equipajes de las experiencias negativas, no las olvides, pero tampoco permitas que te definan.
4.- La vida empieza día a día, si mañana te fueras a morir, ¿no desearías que este fuera el mejor de tus días?, no te amargues ni te ates a pendejadas, llegaste al mundo desnudo y has sobrevivido, asi que nada es en realidad absolutamente indispensable... ni nadie.
5.- Disfruta el sexo, no vayas siendo parte de un ejército de malcogidos que se amargan por la vida, si hay amor de por medio que bueno, si no lo hay, disfruta la simple piel, recuerda que el mejor orgasmo siempre es el que está por llegar.
Y ahí la dejamos porque me voy a sentir Carlos Cuauhtemoc Sánchez y guacala... cada cumpleaños me pongo mas cursi.

sábado, 4 de septiembre de 2010

INSEGURIDAD

- Bueno dr., ¿está bien que lo llame doctor o prefiere lic?, ¿como se le dice a un psicólogo?, en fin, doctor me parece mas fácil para mi, vine aquí porque mis amigas me hablaron de su gran talento para ayudar a las personas, de su calidad como ser humano y de su capacidad de comprender el alma femenina, yo en realidad no creo tener ningún problema, pero mi marido insistió, que busque un psicólogo o nos divorciaremos, como comprenderá, yo no me puedo divorciar, ni me quiero divorciar, que mas quisiera José Antonio, que lo dejara libre para conseguirse una cuzca, de esas que luego abundan, deseosas de encontrar quien las mantenga, ¡pero ese gusto no se lo pienso dar!... bueno, en que ibamos, ahh si, que mi marido insiste en que busque la ayuda de un psicólogo, dice que mis celos son inseguridad, yo le digo que no es que no confíe en el, en quien no confío es en las viejas lagartonas que andan por ahi, solo viendo donde meten cizaña para quedarse con el marido de una, si ya le he tenido que espantar a más de una, pero yo digo que no está mal doctor, es cierto que una vez aventé a una tipa a la alberca, porque conversaba muy junto a él en una reunión familiar, pero ¿yo como iba a saber que era su prima la chata?, también es cierto que siempre huelo la ropa y la reviso antes de meterla a la lavadora, es por aquello que no se vayan papeles importantes en los bolsillos y no lavar dos veces cosas que aun están limpias, pero no es cierto que lo hago para ver si encuentro el olor de otra mujer en sus prendas. En diez años de matrimonio José Antonio no tiene queja de mi, más que soy un poquito celosa, pero eso solamente, y un poco, creo que exagera, a veces le pido el celular a alguna amiga y le mando mensajes, usted sabe, insinuantes, solo para ver si me contesta, pero pues una tiene que ser vigilante, nunca sabe cuando a ellos les entrará la debilidad... Otras veces lo he seguido de lejos, es cierto que jamás lo he agarrado en ninguna acción incorrecta, pero eso no quiere decir que no lo va a hacer... siempre reviso los estados de cuenta de la tarjeta, el dice que por celosa, yo solo digo que para que no haya cargos indebidos...¡ni regalos a amantuchas de cuarta!.. ¿usted que cree doctor?.. ¿verdad que son solo las imaginaciones de mi marido?... porque celosa, celosa, lo que se dice, celosa, no soy, dejeme le cuento... ¡tengo amigas que estan peor! y bueno ya me voy, nos vemos la proxima semana, ¿cuanto le debo? quiero llegar a mi casa pronto, porque a esta hora aproximadamente José Antonio regresa de la Oficina y no quiero que esté solo con la muchacha... uno nunca sabe, ¡el diablo no duerme!...

sábado, 28 de agosto de 2010

ROSENDA

Lo que ella vestía poco importaba, sino como lo lucía, ella podía hacer que una ropa lisa, de color negro, pareciera un vestido de primavera, caminaba erguida y sostenía la mirada de quienes la encontraban en la calle. Rosenda la llamaron, como su abuela, porque nació el mismo día que ella, y desde pequeña era diferente, su madre solía decir: ¡hay que estar muy pendiente de Rosenda, porque nos dará dolores de cabeza, esa niña es un torbellino! y en verdad, tenía una risa estruendosa, que todos volteaban cuando ella la liberaba, era un sonido claro, de torrente de rio, que provocaba felicidad a su alrededor. Cuando cumplió dieciséis era una joven muy bella, un cabello largo y ondulado que a veces recogía sobre su nuca, los hombres y los jovenes la veían pasar con admiración y no faltaba quien se acercara a ella, pero no podían mas que sonreir, porque ella, a diferencia de otras jovencitas, sostenía la mirada y daba la impresión que podía entrar y conocer los secretos del alma de quien se acercaba. Hubo muchos chicos de la cuadra que estuvieron a punto de pedirle noviazgo, pero al momento de hablar, se les doblaban las piernas, ¿que te pasó? preguntaban sus amigos y ellos respondían, no pude, fue como si yo no la mereciera. Pero al día siguiente alguien mas trataba de acercarse, pero la sentían muy distante. Su madre veía como su hija se volvía una mujer y se preocupaba, no eran una familia de mucho dinero, asi que conseguir un "buen partido" para Rosenda era difícil, es cierto que era bella, pero no todo en la vida es belleza, Rosenda trabajaba como dependienta en una tienda departamental, pero siempre quiso volver a estudiar, su horario de trabajo al menos de momento no lo permitía.
Entonces apareció en su vida Miguel, no tenía dinero pero tenía ojos encantadores, Rosenda lo conoció en una fiesta familiar, pero no pudo recordar nunca que se festejaba, pues desde que lo vio, supo que era el único hombre que habría de querer, de mirada intensa, no tartamudeó ni tembló cuando se acercó a ella. Tenía un magnetismo aplastante, era de su misma edad, les gustaba la misma música, un sentido del humor semejante, era como estar con el complemento perfecto. A partir de entonces fueron inseparables, los chicos del barrio los veían pasar con envidia, por no ser ellos los afortunados poseedores de esa mano que Rosenda daba a Miguel con absoluta confianza, enamorados, felices. Sin decir nada, sin pedir permiso, un dia Rosenda se fue de casa con Miguel, su madre removió cielo y tierra hasta encontrarla, viviendo en un cuarto de vecindad, en completa pobreza y decidida a morirse de hambre con Miguel si era necesario. Derrotada volvió a su casa, sintiendo aquello que duele cuando se pierde algo amado.
Seis meses pasaron y nadie había vuelto saber nada de Rosenda y Miguel, hasta el día en que todos los de la cuadra se quedaron sorprendidos al verla de nuevo, ya no sostenía la mirada, y caminaba con aire huidizo, su cintura un poco más ancha y su rostro no daban lugar a dudas, pronto sería madre, llego hasta la puerta de su casa sintiendo en su nuca las miradas de los vecinos y al tocar, su madre abrió, mil años mas vieja, pero con solo verla supo que ella venía para quedarse y abrió la puerta para recibirla de nuevo.
Lo curioso de esta historia, es que ustedes y yo, conocíamos ese fin de antemano.

martes, 3 de agosto de 2010

CELOS

Todos en mayor o menor medida somos celosos, el que diga que no lo es, simplemente miente. De inmediato los psicólogos dicen: eso solo refleja la inseguridad de una persona y no tienen que ver con el objeto de su afecto, sino con el sentirse insuficientes para el ser amado. Y yo les digo: ¡vayan a la chingada!, tengo derecho a sentirlos, de cuando en cuando, hasta yo los siento, ¡soy humana carajo! A veces tratas de no tomarlos en cuenta, son como una cosita que se anida en tu estomago y te hacen sentir un poquito incomoda, luego crecen y te hacen sentir ganas de patear gente, sobre todo a quien te los produce... que mal se sienten.

miércoles, 21 de julio de 2010

La Señora.

- Dirán lo que quieran, pero yo no participo más en los eventos políticos, ¡estoy harta!, le digo a José Manuel que estoy harta y solo me mira detrás de sus espejuelos y sonrie, si te he de ser sincera, lo veo tan harto como yo... al principio y te estoy hablando de hace veinte años, cuando empezó a trabajar en gobierno, era una buena manera de ascender, era un muchacho joven, con buenas ideas, teníamos poco tiempo casados, los niños eran pequeños, vivíamos bien, pero nosotros queríamos mas, así que empezó a participar en campañas políticas para lograr mejores cargos públicos, José Manuel siempre tuvo buen ojo y siempre estuvo en el sitio correcto en el momento adecuado, se desenvolvía bien, hablaba bien, así que en el partido empezaron a verlo como buen prospecto y cuando menos pensamos ya era candidato, al principio pequeñas cosas, diputado suplente y demás, luego vinieron las designaciones importantes, eran una cosa terrible las campañas, había que caminar y caminar bajo el sol, saludar gente... hubieras visto, llegabamos del asco, despues de tanto abrazo y tanto saludo de gente sudada, había que besar niños pegajosos de los dulces que les repartían en campaña, era muy cansado, yo mandaba a las trabajadoras de la casa a que lavaran todo con cloro, porque estabamos expuestos a demasiados gérmenes. También había partes agradables, cenas con empresarios, con gente que podiamos ayudar y que nos podían ayudar, tu sabes "you scratch my back I'll scratch yours", así funciona este país, no hay otra manera, y aun no terminabamos una campaña cuando había que empezar otra, ya sea como candidatos o como apoyo, siempre poniendo todo de nuestra parte.
No me quejo, ha habido cosas buenas, viajes de compras a new york, a dallas, hasta llegamos a ir a madrid para visitar empresarios que podrían traer inversiones al pais, yo aprovechaba y paseaba, mientras José Manuel estaba en sus reuniones, yo iba de tiendas, lo bueno de que a cierto nivel, dispones de viáticos y demás que te permite viajar por el mundo como los grandes, sin tener que pasar penurias. También aquella ves que nos visitó el papá, tuve la oportunidad de estar cerca, ¡Ay vieras que lindo fue ver y saludar al santo padre!, sobre todo que fue en la reunión que tuvo con altos funcionarios, porque yo no tuve que estar entre la muchedumbre para acercarme un poco, lo vi asi, cerca, como te estoy viendo ahora, fue maravilloso, transmite una paz increible.
Pero últimamente... no se que pasa con este pais, todo está muy extraño, ya no entiendo, cuando José Manuel empezó como gobernador, todo era maravilloso, eramos una pareja muy aclamada en todos los eventos a donde vamos, ahora ya no entiendo, está terminando el periodo de gobierno y la gente que antes nos buscaba ahora pareciera que no quiere contacto con nosotros ¿Recuerdas que en una ocasión en el Colegio de la Santísima Visitación la Madre Mariana nos organizó un desayuno, para festejar que una de sus egresadas era ahora la esposa de tan preclaro hombre?, tan linda ella la madre Mariana, pero pues hasta ella ha cambiado, de cuando en cuando la visito y me dice que en el colegio han perdido muchas alumnas, que han secuestrado a varias de sus pupilas y otras tantas se han ido del país, que está desesperada, porque de seguir así las cosas tendrán que cerrar el colegio y no tendrán para mantener las obras de caridad en las que participan las madres; varias de mis excompañeras han venido a visitarme para pedirme que les ayude, que sus esposos sufren amenazas, extorsiones, yo les he dicho que José Manuel hace todo lo posible por que mejoren las condiciones de la seguridad, pero siento como que no me creen... he dejado de asistir a los eventos políticos, para evitar episodios desagradables, como la señora esa que dice sus hijos fueron muertos porque no pagaron las cuotas de extorsión que les exigían en su negocio de comida, aun así, asistiendo solo a los eventos donde se supone encuentro gente agradable, en dias pasados fui a un torneo de tae kwon do y afuera estaban unos protestando por el alza de precios... ¡como si yo tuviera la culpa!, Dios, no se que pasa, en verdad, ¿Que mas quieren?, soy una esposa de un gobernante, no tengo decisión en las cosas del gobierno, que se conformen con que no los hago quedar mal en los eventos, se como vestirme adecuadamente para cada ocasión, se como comportarme, tengo modales, soy discreta, recatada, como me enseñaron en el colegio de la Santísima Visitación, no se que quieren de mi, no los entiendo.-
Y se quedó contemplando el espejo del tocador, como siempre que reflexionaba sobre cosas que estaban más alla de su incomprensión y solo giró un poco el cuerpo hacia su interlocutor:
- Bueno querido, ha sido un placer como siempre estar contigo, es tiempo de que me lleves a casa, solo eso nos faltaría, que a estas alturas, los mugrosos periodistas se den cuenta de que soy amante de mi guardaespaldas.-

lunes, 5 de julio de 2010

De noche

Es maravilloso pasar el día contigo, la risa me sale fácil y las ironías surgen espontáneas, ya se que tengo un sentido del humor bizarro, pero igual lo tienes tu, por lo que nos entendemos a la perfección, tienes un modo de ser anticuado, pero a mi me parece encantador, sin embargo, eres lo suficientemente moderno para no infartarte cuando te cuento alguna de las aventuras que me caracterizan (cosas bastante inocentes por cierto), pero que en tiempo de las abuelas hubiera dejado sin aire a cualquier persona, tu me escuchas y solo sonries, acostumbrado a mi locura característica. Es fabuloso pasar tiempo contigo, me llevas a donde quiero ir, me sigues por donde dirijo mis pasos, sin cuestionarme, dejandome fluir, no tratas de contener ese tremendo caudal que soy, me dejas ser, esa es tu mayor virtud.
Pero es aún mas maravilloso pasar las noches contigo, recuerdate aquella que pasamos sin dormir haciendo el amor, todos creen que todas las noches nuestras son iguales, son tontos, no saben que tu y yo tenemos algo mas que sexo, su mente pequeña no les alcanza más que para imaginar dos personas y una cama, no saben que hacer luego de satisfacer la pasión... pero nuestro juego es mas allá de eso, en ocasiones solamente nos miramos en silencio, llenandonos los ojos para cuando falte la presencia del otro, en ocasiones comes, bebes, en la misma cama, una sábana como mantel enredado en nuestros cuerpos, quizá conversar hasta el amanecer a otros no se les ocurra, pero no saben que las mejores pláticas surgen luego de hacer el amor, cuando se ha desnudado el cuerpo, se procede a desnudar el alma. Una noche me has dicho que me amas y yo he llorado por sentirlo tan cierto como nunca antes. Una noche nos quisimos con violencia y en nuestros cuerpos quedaron las pruebas de que el placer y el dolor tienen una frontera común. Unas noches las pasamos en Monterrey, otras en Ciudad Juárez y otras en Torreón, en circunstancias semejantes y a la vez tan diferentes, tejiendo la pasión que nos tiene enredados como en una telaraña. Un día tu lengua me recorrió entera, haciendome estremecer con olas de calor, otro dia fueron mis dientes los que marcaron la ruta de mi pasión en tu cuerpo. Noches de bares, cantinas y caminatas de madrugada, se pueden emplear en tantas cosas el tiempo. A veces alcanza incluso para amarse.

martes, 25 de mayo de 2010

Las promesas.

El prometio siempre quererla y ella le creyó, en el fondo deseaba creerle, ansiaba no estar sola, ansiaba que alguien se llevara esa infancia de terror, donde siempre estuvo el fantasma del hambre, el trabajo desde los ocho años, la interminable sucesión de deudas para ayudar a su madre y hermanos a salir adelante. Se sentía inmensamente sola en una casa densamente habitada, el fantasma de la soledad, la hizo decir que si cuando él la pidió en matrimonio.
Luego vinieron los años de trabajar, para criar los hijos, para salir adelante, el tenía un carácter fuerte, pero ella era paciente, creía que cuando se estabilizaran y estuvieran con menos presiones económicas, se suavizaría su modo tan duro de ser. No le gustaba que gritara, a mañana, tarde y noche, solo se quedaba en paz cuando dormía, ella tranquila solo se limitaba a morderse la boca cuando quería protestar, sabía que era injusto en sus afirmaciones pero sabia que reñir solo lo volvería mas violento.
Los años pasaron, los hijos crecieron, hicieron su camino por el mundo. Ellos empezaron a acusar el cansancio de la vida, la salud mas deteriorada pero la relación seguía en un punto igual que siempre.
De pronto un día, empezó la rutina de cada día, desde el desayuno el se enojaba, por un motivo o por otro no podía soportarla, le molestaba su silencio, le incomodaba su abnegación, el sabía que ella lo odiaba desde hacía años, pero nunca le decia nada y ese rencor le hervía con un ruido apagado, como una olla tapada. Pero esa mañana, ella no guardó silencio, estaba harta de escuchar quejas, que a él no le gustaba el desayuno, que él no quería comer comida mas saludable, que no le importara que tuviera alto el colesterol, la azucar y todas las quejas que formaban parte de su catálogo de pequeñas agresiones practicadas de manera sistemática por años.
Entonces, ella abrió la boca, empezó a contestar con la misma violencia, con todo ese rencor que por años de violencia psicológica se le había acumulado, le habló de estar harta de que la tratara como su sirvienta y aún peor porque a las domésticas no se les grita, le dijo las cosas que por años había pensado solamente, su voz se elevó por encima de la de él, era como quitarse una presión interna, era sacar ese monstruo que la estaba comiendo por dentro, era vomitar todo lo que le dolía, ocupada en su catarsis no veía que él se ponia en tensión, que estaba sorprendido de su reacción pero de ninguna manea dispuesta a dejarla que se brincara el cerco que por largos años construyó cuidadosamente, ella era su mujer y como tal su deber era callar. Solo que ahora no sabía como callarla, pensaba que no tenía voz y resultaba que si, pensaba que tenía el cerebro vacío y resultaba que no, entonces levantó su mano....y con ello rompió la última de sus promesas: "jamás te golpeare"

lunes, 19 de abril de 2010

¡¡NO TE DURA NADA!!

Mi marido llegó por la noche con un perrito, una monada de cachorro de boxer, atigrado, negro con café, muy bello, estaba radiante:
- Aimé, mira lo que nos regalo mi tía Rosita, son de la camada nueva de la Leona, estan hermosos.-
- ¿Porqué te lo regaló Roberto? tu tía se dedica a vender esos cachorros, es un dinero para ella.-
- Si, pero dijo que este no cree que se le venda, nació como mas chiquito, más debil y no creo que pueda venderlo, se ve un poco decaidito, pero esta lindo, verás que con cuidados va a ponerse fuerte y grande y cuidará la casa, y cuidará a los niños.-
-¿Cuáles niños? - pregunté- Pues los que vamos a tener linda, ¡como que cuales!
- Mmm, bueno, pero tu lo vas a cuidar mientras se acostumbra a estar lejos de la mamá, las primeras noches lloran mucho y también te toca la limpieza -
- Si reina, no te preocupes, yo me hago cargo, mira que lindo, esta un poco sucio, creo que tiene algunas garrapatas, ultimamente los perros de mi tía han estado padeciendo eso, por aquí tengo una poca de gasolina, le pondré para matarle los bichos.-
- ¿Roberto estás seguro?, que yo sepa la gasolina no es para eso, mejor vamos a la veterinaria y le compramos un insecticida especial para animalitos. -
- Es muy noche, ya no encontraremos ninguna abierta, ¿Dónde dejaste la botella que tenía con gasolina?-
- Debajo del zinc - respondí resignada, lo conozco y se que cuando mi marido se pone necio no hay poder humano que lo haga cambiar de opinión, lo cual nunca me quita a mi el placer de decir "te lo dije" cuando irremediablemente comete sus pendejadas. Triunfante, tomó la gasolina y se metió al baño con el perro, el cual ni cuenta se daba de lo que estaba pasando, pasaron unos minutos en que no se escuchaba nada y de pronto, empecé a escuchar como el perrito ahúllaba, de una manera terrible, como si estuviera pasando un tormento chino. Entonces entré en el baño, y encontré a Roberto sentado en el piso de la regadera, con unas pinzas pequeñas, el perro en el regazo, según él "desparasitándolo".
- ¡Que bárbaro eres Roberto, vás a matar ese pobre animal! -
El me vio con una tremenda serenidad, como si no pasara nada.
- Es que no le cayó muy bien la gasolina, malditas garrapatas sintieron y se pusieron a torturar al pobre animalito, pero ahorita se las arranco a las desgraciadas y ya estará bien.-
- Pues quien sabe que está sintiendo, miralo, se retuerce desesperado, pobre. -
- Deja lo enjuago para que la gasolina deje de molestar a las garrapatas y dejen de torturarlo -
Entonces tomó un cubo de agua de la regadera, sumergió al animál sin más, solo del cuerpo, no es tan salvaje después de todo. El perrito seguía ahullando, con mas nostalgia que un político al final de su sexenio. De pronto dejó de ahullar, colgó la cabeza a un lado y sacó la lengua, yo pensé que la Diosa fortuna nos había regalado la dicha de tener un perro actor, se murió con más estilo que si fuera Al Pacino, pero solo tardé un segundo en darme cuenta que se murió de verdad. Mi marido me vio con cara de "no te atrevas a decirme te lo dije" y yo lo vi con cara de "pos no te digo, pero ya sabes que te lo dije". Dejó ahí al perrito y se fue a sentar muy triste a la sala.
Como una hora después fui a donde estaba y le dije:
- ¿Si te sabes el chiste del gatito que lo lavaron y que no se murió de la lavada, sino de la exprimida?- y me quedé viendolo con la mas grande mirada de inocencia...

martes, 13 de abril de 2010

Que en paz descanse

- Pues si, se murió, no puedo evitar sentirme un poco extraña, es raro, teníamos mucho tiempo juntos, ya se que desde hace tiempo debí estar preparada, pero uno nunca se puede preparar para estas cosas, eramos unidos, te consta, nunca salia yo sola, siempre pendiente de él, no vivía más que para él, me dio muy buenos momentos, era divertido, la pasabamos bien. No puedo entender que se haya ido, en realidad lo necesito, me hace falta, estaba muy acostumbrada a él, no voy a llorar, hasta eso, ¿para qué llorar?, nunca me gustó que la gente me viera triste... tampoco quiero que tu estés triste por mi, lo voy a superar, simplemente es cuestión de hacerme a la idea que ya no está conmigo... ni te preocupes, de alguna manera saldré adelante. No te niego que lo extraño, me hace falta, pero que quieres, la vida no es justa, simplemente no lo es. Eran años de estar juntos y un buen dia se murió... mas bien ¡lo mataron!, me siento desprotegida, es como salir a la calle desnuda, es como si de pronto me hubieran quitado una parte importante de mi, ahora solo quiero decir algo... pinche Renaut!!! -

miércoles, 31 de marzo de 2010

VIDAS SEMEJANTES

Martha y María vivían existencias conectadas, pero ninguna de las dos lo sabían, compartían no solo la misma ciudad, sino practicamente la misma zona de la ciudad, ambas tenían dos hijos varones y una niña, ambas tenían la misma edad, las dos eran amas de casa, las dos vivían una existencia modesta, los maridos de ambas se dedicaban a lo mismo. El esposo de maría siempre fue un hombre trabajador, tenía por oficio la herrería, el taller estaba en el patio trasero de la casa, así que solo se ausentaba de cuando en cuando para comercializar sus productos; trabajaba bien y siempre tenía encargos pendientes, aunque no ganaban mucho, de su sueldo vivía toda la familia, de ahí vestían y calzaban sus hijos, nunca fue cariñoso con ella, pero ella lo consideraba un buen marido, María se sentía afortudana.

El marido de Martha también era herrero, pero tenía su taller fuera de casa, sus clientes eran básicamente personas de todas partes del estado, lo cual implicaba que cada determinado número de días se ausentaba para ir a entregar los pedidos que tenía, sin embargo, muchas veces en los viajes sufría percances, el vehículo se descomponía, algún asalto en el camino, así que muchas ocasiones, si lograba amortizar los gastos del viaje, se sentía afortunado, Martha no entendia, era como deshacer para hacer, todo lo que ganaba lo invertía en la manufactura de sus rejas, herrajes, portones, ventanas y toda clase de productos de herrería. La situación era precaria, de manera que tan pronto tuvo consciencia, el hijo mayor de Martha abandonó la escuela para irse a trabajar y ayudar a su madre con la manutención de sus hermanos.
Así transcurrían dos existencias muy semejantes y a la vez muy diferentes, ellas ignorándose, viviendo el día a día sin saber que tantas cosas tenían en común, llegaron a la edad de la madurez, los achaques y la muerte de la pasión... hasta el día en que Martha, contra su costumbre, acudió al super fuera de la semana, tradicionalmente iba una vez por semana y no volvía a acudir, pero esa ocasión, celebraba su aniversario, estaba tan contenta de llegar a veinte años de familia, veinte años junto a su marido, renegado, pobre, pero un gran padre y hasta hace poco un buen amante.. le prepararía su platillo favorito, carne mechada y cenarían todos en familia.. en ese momento se abrió la puerta automática y ella sintió la frescura que emanaba del lugar, se encontró de frente con María, aunque ella no sabía su nombre, pero si conoció al hombre que la llevaba del brazo, era su marido, aquel día, las vidas de Martha y María, finalmente coincidieron.

domingo, 28 de marzo de 2010

ACLARACION

- Como lo oye licenciado, ese muchacho no se llama Anuar Rosales, no, su nombre correcto, es Luis David Gómez Gómez, ¿que cómo lo sé?, porque yo soy su mamá, Amelia Gómez, apenas anoche lo vi en la televisión, que lo tenían aquí detenido y vine a decirle que su información esta mal, no se llama Anuar Rosales, ¿quien le dijo eso?, ¿él? pues dejenme decirles señores autoridades que que buenos son ustedes para investigar.-
- Señora, nosotros tenemos mucho trabajo, así que lo que venga a decir, dígalo pronto porque no tengo tiempo para atenderla, su hijo, Anuar Rosales, Luis David Gómez Gómez o como se llame, está detenido desde ayer y solo tenemos cuarenta y ocho horas para ponerlo a disposición de un Juez, así que diga lo que tiene que manifestar -
- Tampoco me carreree Licenciado, no crea, no es fácil venir aquí, tenía dos meses sin saber de él, y venir a encontrarlo así, en estas condiciones, no crea, para ninguna madre es fácil, ya se que todos ustedes me ven y se preguntan ¿dónde estaba yo cuando este muchacho andaba cometiendo sus fechorías?, pues trabajando señores, como trabajo desde que nos abandonó el padre de él y sus hermanos, venimos de un pueblo, alla por San Luis Potosí, todos venían chiquitos, a mi marido le dijeron que acá en Ciudad Juárez encontraba trabajo, y encontró, ¡Claro que encontró!, pero tambien encontró la sinvergüenzada, si todo fue que se empezara a juntar con sus amigotes en la maquiladora, cada fin de semana se tomaba el gasto, al fin que en esta Ciudad lo que sobran son cantinas, allá en el pueblo nomás había una y como quiera yo iba y lo sacaba, ¿pero aca, donde lo iba a hallar? y pos si, fue cosa de tiempo pa que se largara, nos dejó a los cuatro solitos y nuestra alma, entonces que iba a hacer yo, pos me metí de operadora a la maquiladora, no es que pagaran mucho, pero pues tenia yo al menos el Seguro Social pa´ si se enfermaban los chavalos, pero que nos alcanzara, la verdad no nos alcanzaba, que por eso me la pasaba alla, haciendo turnos dobles y tiempo extra, mis hijos, solitos y su alma, las vecinas eran las que les echaban el ojo, pero a veces ni alcanzan pa cuidar sus chavalos, menos pa´ andar pastoreando los mios. ¿Que yo no les enseñé valores?, no se que sea eso, yo nomás les enseñé que había que trabajar honradamente en la vida, traté de que fueran a la escuela, pero pues ya ve, la mas chica, margarita, se casó a los quince años y no es que le vaya muy bien, pero pos ahi la va pasando, su marido es buena gente, siempre y cuando no tome, de Roberto mi hijo mayor hace mucho que no se nada, ese agarró el vicio de la droga, como no quise que fuera mal ejemplo pa´sus hermanos lo corrí de la casa, la última vez lo vi en el centro, ahí rodando, creame que se me partió el corazon, pero me acerqué a hablarle y ni siquiera me reconoció y siguió caminando y ahora Luis David, ese muchachito era inteligente, las maestras en la primaria me decían que podría llegar a ser alguien en la vida, pero ya no tenía pa´ comprarle los uniformes ni los zapatos y el ya no quería ir con sus zapatos rotos a la escuela, aparte decía que hasta la panza le dolía de ir a veces con el estómago vacío, pero es que, mire usted, o compra uno cuadernos o compra uno mandado y bueno, el Luis David agarró la pandilla de la esquina, yo sabia que no eran buenas gentes y por mas que le dije, desde los dieciséis años empezó a hacer ronda con ellos, primero eran pleitos a pedradas con los chiquillos de otras pandillas, luego fueron balaceras, y yo con el alma en un hilo, que no hallaba que hacer para sacar a mi hijo de esas cosas, nomas viendo, como cuando ve uno que una piedrita va rodando por un barranco enorme y no sabe hasta donde se va a detener, pero sabe que caerá muy abajo. -
- Señora, disculpe la interrupción, pero eso no tiene nada que ver con la investigación que estamos haciendo, denos los datos que pueda darnos de su hijo para hacer las identificaciones y fichas correspondientes, ¿su edad? -
- Yo tengo treinta y cinco Licenciado -
- No señora, la edad de su hijo -
- Ah, pues recién ajusta los veinte años, yo se que no puedo darles mucha información, no se como se llaman los tipos que se juntan con él, no se para quien trabaja, lo que si puedo decirle es que una vecina me dijo que estaba participando en secuestros y entonces, anoche que vi que lo detuvieron, que porque secuestraron un muchacho que habían matado, sentí como una cosa tan fea aqui, en el pecho, porque Señor, yo me he partido la vida, he navegado mucho con mis hijos, hemos sufrido hambres y penares Licenciado, pero ninguna madre debe pasar por el dolor de que le maten a su hijo, y decidí, que prefería arrancarme las entrañas, para no sentir el dolor por ese hijo mío que parí, que permitir que vaya a salir inocente, si yo se que andaba en malos pasos; ya me voy señor Licenciado, no le quito más su tiempo, solo vine a decirle, no se le olvide su nombre es Luis David Gómez Gómez, ya parece que yo le iba a andar poniendo Anuar... -

martes, 9 de marzo de 2010

CAPERUCITA Y EL LOBO

Rosita Romero y Barrera era lo que para los adultos de su entorno se entiende como "una buena niña", a sus dieciocho años nunca se había quedado fuera de su casa, según sus boletas de calificaciones, solo las matemáticas era un poco su debilidad, iba a misa todos los domingos, aun cuando el sábado anterior se hubiera desvelado, también las vecinas de su madre decían que era un "encanto de chamaca", bien educada, nunca se le vio con la coleta torcida como a sus coetaneas, que desde chicas ya corrían por la cuadra al parejo de la torva de mozalbetes.
Un buen día, Rosita Romero y Barrera se enamoró, era un chico bueno, guapo y según lo definió su madre, era un "excelente partido", término que usan las mamás para dar a entender que el sujeto que tienen en mira para casarlo con su hija reúne los requisitos de estatus y nivel socioeconómico requerido, así como de aptitud genética para mejorar la raza, como decimos en Chihuahua.
Durante un año, Rosita Romero y Barrera en compañía de Angel Rivapalacio Reyes adornaron las páginas de sociales de los diarios de la Ciudad. En aquellos entonces Ciudad Juárez era una frontera con un decidido empuje económico debido a la gran cantidad de industrias internacionales que se habían establecido, sin embargo, pese a su desmesurado crecimiento, aún conservaba un cierto ambiente de pueblo, de desenfado, de confianza, es natural en un sitio donde todo mundo tiene trabajo y dinero para gastar, así como sitios donde hacerlo. En ese marco, Rosita y Angel iban de fiesta al menos dos veces por semana, ya que ella no quería descuidar sus estudios con las Monjas Teresianas donde era reconocida como una excelente alumna.
Pero toda historia de hadas tiene que terminar, Angelito se fue tras las piernas de una gringa que encontró un día en un evento de carreras de autos al que Rosita no pudo acudir por encontrarse estudiando para sus exámenes semestrales; así que sorpresivamente se encontró con que Ángel fue a su casa para decirle que se había dado cuenta que no era suficiente el amor que le tenía y que era lo mejor terminar. Escucharlo y volar a llorar a su cama fueron casi una sola actividad. Rosita se preguntaba en que consistió su error, ella soñaba casarse con su primer novio, de blanco, en una boda oficiada por el obispo, ella sabía que Ángel estaba destinado a ser su amor, a darle los tres hijos que soñaba criar, a envejecer juntos... poco entendía ella que el amor suele ser volátil, sobre todo cuando se tienen diecinueve años. Dos semanas duró esa postración, sin querer comer, ni dormir, solo escuchando música melancólica, Rosita únicamente salía de casa para ir a misa y aún así no podía evitar que se escapara un berrido que sobresaltaba al sacerdote cada que escuchaba en el sermón palabras referentes al amor.
Sucedió que tres semanas después de la catastrófica ruptura, cuando ella seguía sintiéndose Marga López reencarnada, recibió una llamada de sus amigas, no es que no le hubieran hablado en esos días, a todas horas, pero hasta entonces se decidió a aceptarles la invitación a salir. Su madre, tan contenta estaba, que decidió prestarle el vehículo del año, la camioneta Durango que recién le había regalado su marido para festejar su aniversario de bodas número veinticinco. Allá van las cuatro chicas, Rosita no se sentía aún animada, pero sabía que encerrada en su cuarto nada iba a obtener.
Al llegar al "Don Quintín" lo encontraron a reventar, sábado era el día en que todos se reunían, ya había bastante musica y animación... estruendo en el que Rosita se sentía reacia a participar, sus amigas pidieron bebidas y ella pidió un jugo de naranja, no acostumbraba consumir alcohol y haber tronado con su novio no la haría cambiar de opinión, de pronto a lo lejos, sintió la mirada de un hombre clavada en ella, al principio pensó que era Ángel, se parecían de lejos y en la oscuridad, entonces ella bajó los ojos, no quería ver al causante de sus más recientes penas. Pero de pronto él se acercó y se aclaró esa confusión, evidentemente era alto como Ángel, una complexión atlética, vestia chamarra y jeans, nada lo distinguía de muchos jóvenes que ahí departían, salvo que era terriblemente guapo. Se acercó y la golpeó de lleno con su sonrisa, le dijo llamarse Roberto y entonces ella entendió porque la gente se vuelve adicta a la adrenalina y a las drogas, la descarga en su cerebro fue estimulante, que aquel hombre se hubiera acercado a ella, entre tantas chicas, era un halago evidentemente, aunque era joven no era tanto como todos los demás que ahí se encontraban, estaba en sus mediados veintes, todo un hombre comparado con los jovenes entre 18 y 20 años que ahí se daban cita. Empezaron a conversar, muy interesante, entonces Rosita Romero y Barrera empezó a hacer su historia, el chico decia las cosas que ella le gustaba oir, era divertido, hacía bromas, seguro tenía buen trabajo o una buena posición pues vestía con ropa de marcas caras, poco a poco sus amigas fueron separándose de ellos, alegres de que por fin le veían otra cara que no fuera de funeral desde que terminó con Ángel.
Aquella noche Rosita decidió en su fuero interno que ahora sería ella la mala, la vampireza, la seductora, se había terminado la niña ingenua que se deja llevar por la vida, tomaría ella las riendas de su destino.
Roberto recibió una llamada en su teléfono, contesto con dos o tres monosílabos y al colgar apuro su bebida y le preguntó a Rosita:
- ¿Quieres acompañarme? voy a ir a cobrar un dinero y regresamos rapidísimo, es aquí cerca - Rosita abrió la boca para decir que no pero sorprendentemente su boca pronunció la palabra "si", Roberto dijo que su auto estaba encerrado en el estacionamiento y que el valet parking tardaría mucho, era mejor que usaran el vehículo de ella, Rosita accedió y una vez que salieron del lugar, él dijo que se encaminara a un lugar cercano.
Llegaron a una zona residencial, de buen nivel y él le pidió se estacionara frente a un domicilio, entonces todo sucedió como en las películas, aquella visión de cámara lenta donde unos segundos parecen eternos, sin embargo mil cosas ocurrieron en ese instante. En el momento en que la luz de la vivienda se encendía y un hombre salía de la casa, Roberto sacó entre sus ropas una pistola y la disparó hacia él, quien pese a verse sorprendido, pudo reaccionar y sacó a su vez otra arma con la que respondió a los primeros disparos. Luego Roberto gritándole a Rosita, ¡acelera pendeja! y ella pasmada, sin acabar de reaccionar, encendió el vehículo más por instinto de protección que por razonamiento lógico, sin embargo, el nerviosismo no le permitió avanzar más allá de media cuadra, impactándo el vehículo de aniversario de su madre, contra un arbotante.
Fue el último instante que vio a Roberto, este bajó del vehículo dejándola aturdida y sangrando de la frente y la nariz. Mientras que todos los demonios del mundo se ensañaban con Rosita, ya que de inmediato se vio rodeada de policías interrogándola a gritos y preguntándole cosas que ella desconocía.
Luego ante un Juez, repitió toda la historia, sabía que resultaba poco creíble que no conocía a Roberto, que estaba consciente que poco le favorecía el hecho de que el arma que Roberto dejó abandonada en su vehículo no le pertenecía, que no sabía que iba a tratar de matar a otro hombre cuando le pidió acompañarla, fue puesta en libertad a las setenta y dos horas, después de que todas sus amigas, su madre, los meseros del bar y alguntas otras personas atestiguaron a su favor... setenta y dos horas después a Rosita Romero y Barrera se dio cuenta que la suya era la carrera de mujer fatal mas corta de la historia.

viernes, 19 de febrero de 2010

Ve por las tortillas.

Hace muchos años, en esta Ciudad no existían muchos supermercados ni centros comerciales, la gente aún acudía a las tortillerías para adquirir ese producto, la ciudad era un lugar tranquilo, donde los porcentajes de posibilidades de que te pasara algo malo eran pocas, de manera que las madres de familia acostumbraban enviar a sus hijos a comprar las cosas que a diario se necesitaban en el hogar. Yo contaba con la edad de seis años, apenas empezaba a aventurarme sola al mundo exterior, mi madre se sentía con la suficiente confianza para enviarme a la tienda y había realizado varias expediciones a la tienda para comprar leche (que entonces no se vendía en garrafones sino en cajas de cartón de un litro), huevos o alguna otra cosa que mi madre necesitara.
Un dia de junio, mi madre me mandó a la tortillería, que era lo más lejos que yo habría ido sola hasta ese momento, porque la tortillería estaba media cuadra más allá de la tienda, así que tenía que poner en juego todas mis habilidades para cumplir mi misión.
Al llegar a la tortillería, la fila era inmensa, así era casi siempre a esas horas, pero en esta ocasión daba varias vueltas, como un caracol en el interior del local, yo me metí entre la gente y creyendo haber seguido bien la linea, me formé donde parecía que terminaba la cola. Ahí me quedé, un buen rato, entre mucha gente extraña, viendo como caían las tortillas de la maquina, los inmensos peroles donde movían el maíz nixtamalizado, me fascinaba ver las bolas gigantes de masa con que se alimentaba a la máquina tortillera...luego seguía con detenimiento la cadena donde se depositaban las tortillas, y como pasaban por una sección cubierta, donde al salir ya iban cocidas, luego veía con atención a la chica que atendía, me fascinaba ver como envolvía las tortillas con unos dobleces especiales del pliego de papel revolución, creo que entonces me hubiera gustado mucho dedicarme a eso toda la vida, me encantaba ver que tomaba justo la cantidad exacta de tortillas, con movimientos precisos las ponia en la balanza, que invariablemente siempre daba un kilo, otro movimiento mas para ponerlas sobre el papel y tres movimientos precisos mas para envolverlas...fascinante... y el local seguía lleno, en junio es inevitable que en cualquier aglomeración te de calor, con mas razón cuando en ese local se están cocinando tortillas con una maquina industrial...
No recuerdo cuanto tiempo después llegó mi papá, alarmado por mi tardanza decidió ir en mi busca, entonces cai en la cuenta que tenía más de una hora formada donde mismo y que ese sitio no era necesariamente la fila, luego la chica que atendía le dijo a mi papá: "la niña llegó y ahí se puso, yo pensé que esperaba a alguien" y me di cuenta así que no estaba en ninguna fila, que toda la gente que estaba cuando yo llegue ya había salido... desde entonces, para siempre, sin importar cuan segura esté... siempre pregunto antes de ponerme en cualquier fila.

domingo, 7 de febrero de 2010

HASTIO

Hoy desperté en esa extraña postura, como si hubiera caido de un quinto piso, el cabello sobre mis ojos, boca abajo, la saliva colgando, y al tratar de moverme senti como si efectivamente me hubiera caido del quinto piso. Una mirada en mi entorno y de pronto nada me pareció familiar, no recuerdo donde estoy, y en un instante comprendo que estoy en mi casa, lo que pasa es que me dormí atravesada en la cama y mi campo visual no es el mismo de todos los dias.
Camino hacia el baño, aunque está haciendo frio dormi en camiseta y pantaleta, pero al despertarme siento el ambiente helado, hasta casi observo un poco de vaho que sale de mi respiración, ¡quien me manda tener una ventana de balcón, maldito sea mi pinche romanticismo!, la puerta de vidrio hace que parezca que tengo un refrigerador en la recámara. En fin, mientras me siento en el baño observo mis piernas, bueno, no parecen las mias, parecen las de un jugador de fútbol, mmm, necesito depilarme, pero con este pinche frio ni quien tenga ganas de enseñar las piernas, brrr.
La pereza de todos mis movimientos hacen definitivo que hoy es domingo, que toda la semana se me pasó volando, que ya estamos en febrero y que pronto estaremos de nuevo en diciembre...tomo mi laptop y hago lo que cada domingo hago, ver los diarios electrónicos, es el único día que puedo leer notas periodísticas, mmm, veamos, "EL GOBERNADOR MUEVE LA SEDE DE GOBIERNO A CIUDAD JUAREZ", ah, ¿eso significa que ahora los juarenses seremos capitalinos?, suena interesante, ¿nos iremos a volver igual de mamilas que los chihuahuitas?, ¿resolverá eso nuestros problemas?, no se pierda el próximo episodio de nuestra estrujante telenovela local, con héroes y villanos, que no tienen empacho en moverse de un bando a otro, en fin, sigamos, las notas solo hablan de muerte, tristeza, desempleo, creo que ya hace dos años que no leo noticias buenas. ¿Porqué seremos tan exagerados?, si llueve nos inundamos, se nos caen las casas, se desborda el río, se nos hunden las calles; si hace aire, se nos caen anuncios, se nos nubla el cielo; si cae nieve, muertos por hipotermia, albergues insuficientes, gente sin dinero para comprar combustibles y tener calor; no hay fenómeno social o meteorológico que no terriblemente, creo que por eso dicen en todo el pais que en Juárez somos muy extremosos.
Dejo de lado las noticias, creo que iré por un café, me siento en la ventana a ver la mañana transcurrir, aunque no lo quiera reconocer, hay un pedazo de la existencia que me falta y me siento como un vegetal sin ti.
Hay que llenar el espacio, hay que llenar la vida, de sarcasmo, de ironía, de humor involuntario, de tragedia... de lo que nos entregue el destino, mientras estemos sobre la tierra...siempre dije que el domingo era un mal dia.

domingo, 24 de enero de 2010

LA ULTIMA VEZ (segunda parte)

Fue así como nació aquella relación pasional, en la que ambos estaban unidos por la nostalgia de buenas épocas juntos, el sentirse aún jóvenes, desperdiciados y con ganas de salir de la rutina. Ella lo veía con la mayor frecuencia posible en su departamento, casi siempre por las tardes, cuando ambos terminaban el trabajo, se dedicaban a hacer el amor, al principio salvajemente, luego fueron explorando las posibilidades del erotismo, de la navegación mutua, conociendo sus cuerpos. Mercedes decía que ya no era la misma jovencita de antes, Juan Miguel respondía que ahora era una mujer exquisita, intensa, deseable. Siempre decía que le encantaba su perfume, su ropa sencilla y con olor a limpio, el hecho de que ella no poseía trucos de vampireza sino que solo se dejaba querer y correspondía con las mismas ganas. Y un buen día, encontrándose en la misma cama, empezaron a hablar de amor, tenían más de seis meses así y nunca habían pronunciado la palabra, hasta entonces se habían aplicado múltiples adjetivos en su relación, deseo, calentura, pasión, cachondez, pero nunca se habían imaginado en términos de amor, como ahora lo decían.
Empezó entonces aquella tortura, porque en su mente, Mercedes nunca había pensado que podría enamorarse de otra persona, porque Juan Antonio su marido era un buen hombre, un buen proveedor, buen padre, buen hijo, un buenazo, pero simplemente estaba apagada su vida marital. Entonces recordaba a su tía Agustina, que murió virgen, que decía que todas las mujeres que se dejaban llevar por las bajas pasiones terminaban mal, que lo importante de la vida no era el sexo, que solo las mujeres pérfidas lo disfrutaban, porque Dios así lo había señalado.
Mercedes se sentía culpable, Juan Miguel era un amante delicioso, que por las tardes la provocaba, la torturaba, la hacía desfallecer en sus brazos, pero que fuera de su cama, no podía soportar la idea de que pasaría si su marido se enteraba, aunque ella sentía que no le importaba, ningún hombre estaría dispuesto a tolerar una relación así, eran ya doce años de matrimonio, una familia sólida, por las noches no dormía pensando en todo lo que perdería si su marido se enteraba. Procuraba espaciar los encuentros, pero cuando la tortura la apremiaba era ella quien llamaba a Juan Miguel para pedirle verse. Él siempre estuvo dispuesto y ella empezó a intuir que él se hacía ya ilusiones de algo con ella, cuando empezó a preguntarle si estaría dispuesta a estar con él; ella siempre respondía con evasivas, porque no había pensado en la posibilidad y él redoblaba el ataque, asegurando que obvio que luego de que ella se divorciara y que por supuesto sus hijos eran parte de la ecuación, pero no podía soportar la idea de que ella estuviera cada noche con otra persona, aunque Mercedes le aseguraba que su marido prácticamente no la tocaba, Juan Miguel decía que de igual manera lo torturaban los celos. Entonces ella optaba por abandonar el departamento y dejar inconclusa aquella conversación. Esos dilemas morales la estaban matando y no podía tomar una decisión.
Un día su hijo menor llegó a casa, orgulloso de su composición para una clase de tercer grado, tenía nueve años y había escrito el ensayo "Porqué mi familia es perfecta", el cual había sido muy elogiado por su maestra, quien le había calificado con diez, el cual llegó a mostrarlo a Mercedes y lo leyó integramente. Aquello fué como un golpe en el pecho, entonces entendió al pie de que abismo se encontraba, no podía darse el lujo de tirar toda su familia por la borda, aunque Juan Miguel afirmaba que sus hijos serían parte de su vida, hacerlos pasar por un proceso de separación y divorcio de su marido era una herida que no estaba dispuesta a ocasionarles. Aunque Juan Miguel tenía un magnetismo delicioso y aplastante, estaba decidida a terminar con él y decidió que el siguiente jueves sería la última vez que se verían. En esas condiciones el amor era un lujo que ella ya no podría permitirse, bajo la culpa de hacer pedazos su familia y la estabilidad de sus hijos.
Aquella tarde luego de perfumarse, se puso aquella ropa interior de camisola de seda, sencilla y un bikini de encaje, todo en colores claros, lo cual Juan Miguel encontraba terriblemente seductor, además de un vestido en color beige, cruzado sobre la cintura y sus zapatos en el mismo color. No necesitaba más. Dejó su cabello suelto, tomó las llaves de su auto y antes de salir suspiró profundamente, no era fácil dejar esas tardes de pasión, ese cuerpo que tanto le gustaba y que ahora se le había vuelto una necesidad, pero encaró su decisión y se dirigió al encuentro de Juan Miguel, si algo tenía Mercedes Romero en la vida era firmeza de carácter. Renunciaría a aquella relación prohibida que le daba amor, placer, sexo, pero que la estaba matando y que la estaba haciendo poner en peligro todo lo que amaba.
Cuando llegó al departamento, vio que Juan Miguel había comprado su vino favorito, la esperaba con dos copas sobre la barra de la cocina y estaba preparando una ensalada para acompañar la pizza que en unos minutos más llegaría, comerían algo y harían el amor y luego hablarían de la separación que era inevitable.
Ella sabía el motivo de su presencia ahí, Juan Miguel no lo sabía, la besó tan intensamente como aquella primera tarde, ella no pudo dejar de saborear esa boca, era buenísimo besando. Conversaron y él estaba de un excelente humor, siempre estaba de buenas, decía que porque ella lo hacía sentirse así. Luego de comer pasaron a la sala, para dar cuenta de los restos de la botella de vino. Pero las copas quedaron a medio consumir, porque se entregaron a la pasión, de una manera intensa, él porque solo así sabía hacerlo, ella porque sabía que sería la última vez que estaría en esos brazos que tan feliz la habían hecho, que probaria esa boca, mordería ese cuello, sentiría ese sexo en su interior. La exquisita sensacion de su lengua tibia recorriendola integramente la hacia estremecer ¡que difícil sería dejar eso atrás!. Hicieron el amor de una manera deliciosa, para terminar desnudos sobre la cama, enredados en las sábanas, temblando y sudando por esos orgasmos fabulosos.
Ella dejó que el silencio se construyera, hasta que no fue posible seguir callada, entonces se lo dijo, se iba, al principio él pensó que se refería a que iba a su casa y que luego volverían a verse, pero no, Mercedes explicó que sería la última vez que se vieran, su relación había durado ya el tiempo suficiente como para darse cuenta que en realidad quería estar con su marido, que el jugar al amor a esas alturas de la vida no era razonable, que no tenían derecho a arruinar las vidas de sus hijos por una calentura, fue rotunda, precisa, sin dar tiempo a que Juan Miguel reaccionara, con la precisión de un cirujano extirpaba de su vida esa parte que le había ido creciendo, que ahora le parecía dolorosa de arrancar pero que entendió era necesario. Mientras se vestía, Juan Miguel intentó hacerla desistir, le habló de sus sentimientos, le dijo que era la mujer que quería para si, que podían intentarlo; pero ella le habló de sus hijos en casa, de su marido, que aunque era un hombre de poca pasión, la quería, de como el serle infiel la estaba matando por la culpa y su último argumento dejó a Juan Miguel sin réplica, si la amaba debería dejarla ir, en definitiva, no buscarla, no seguirla, no llamarla, porque no dejaría su familia por nada.
Entonces él dejó de insistir, la acompañó hasta la puerta, la abrazó y le dijo que si alguna vez cambiaba de opinión...ella cerró con un dedo su boca y con ello le dio a entender que tal cosa no pasaría.
Así pasaron seis meses, ella estaba sanando de la herida, anestesiada, siguiendo su anterior rutina, poco a poco se iba olvidando de ese amante que tan feliz la había hecho, supo que él había pedido su cambio de ciudad y en la transnacional para la que trabajaba lo enviaron a otro lado, aunque no sabía a donde. Su marido jamás dio a entender que sabía que algo pasaba y todo aparentemente había ocurrido sin menores daños.
Entonces un día, al volver del supermercado, Mercedes encontró en la reja de su casa una mujer, diría que casi de su misma edad, parecida bastante a ella, con un niño de la mano. Al estacionarse ella se acercó y le preguntó si su nombre era Mercedes, ella, asintió, entonces vio al pequeño, no debía tener más de cinco años, pero tenía un aire familiar, se dio cuenta entonces que era idéntico a su hijo menor y mientras aquella mujer se presentó, diciéndo que era amante de su marido, que tenían más de seis años de estar juntos y que él le había dicho muchas veces que su mujer nunca le había querido dar el divorcio, por eso ahora se presentaba, para exigir que dejara libre a su hombre y dejarlos ser felices...
Mercedes no escuchó más, sentía dos lágrimas que corrieron por su mejilla, porque solo podía pensar en que la culpa la hizo dejar el amor y odio a su marido, con la misma intensidad con la que alguna vez lo quiso y solo pudo exclamar: ¡carajo!

LA ULTIMA VEZ (primera parte)

Aquella tarde Mercedes Romero decidió que sería la última vez que lo vería, se preparó con todo cuidado, tomo un baño de esencia de rosas y almendra, al salir se puso el perfume que sabía lo enloquecía, un poco en el lóbulo posterior de la oreja, un poco sobre sus senos, una cantidad minima en el pliegue de sus brazos y detrás de sus rodillas, mientras lo hacía pensaba en el hombre que era el objeto de aquellos preparativos, su amante desde hacía casi un año, aunque por cuestiones de agenda y por trabajo, solo lo veía una vez o dos al mes, sin embargo, eran buenas salidas, donde ambos se dedicaban a actividades completamente decadentes, como tomar vino y comer frutas en almíbar. Mercedes Romero sabía que esa era una pasión deliciosa, la había encontrado justo cuando su matrimonio naufragaba en una rutina desesperante, su marido parecía no ponerle atención, su tiempo en casa se limitaba a estar frente al televisor, viendo deportes, mientras ella trataba desesperadamente de captar su atención, en principio tratando de conversar, luego usando sus armas de seducción femenina y después en franco reclamo, sin embargo nada podía hacer para evitar que la mayor parte de las noches su marido terminara dándole un beso en la frente y volteándole la espalda para caer en un rápido sueño, tan profundo, que Mercedes llegó a preguntarse si lo que tomaba todas las noches antes de dormir no era una cerveza, sino algún potente anestésico.
En ese naufragio y desperdicio de su vida la había encontrado Juan Miguel, un antiguo romance de preparatoria, habían sido "noviecitos de manita" durante casi un año y terminaron por uno de aquellas estúpidas peleas adolescentes, lo reencontró un día, mientras hacía fila en un banco, ambos con varios kilos más y muchas mas experiencias, pero se reconocieron al instante, ella no olvidaba esos ojos risueños que ahora tenían algunos pequeños pliegues, no en vano habían pasado más de veinte años, quizá un poco más moreno de como era, tenia algunas discretas canas en las sienes, pero era Juan Miguel, su primer novio, ni más ni menos. Él se acercó y la llamó por su nombre, ella sonrió y asintió, se trataba de ella, quizá otro color de cabello, más senos y menos pecas que cuando fueron novios, pero era ella. Juan Miguel le dio un abrazo y le dijo que estaba muy contento de verla, que frecuentemente se había preguntado que había sido de ella en esos años y ella contestó que se había casado y tenía tres hijos; el a su vez le informó que también se había casado, no tuvieron hijos, pero ahora tenía cerca de dos años divorciados, porque su esposa había decidido irse a salvar el Amazonas, encadenandose a gigantes acacias, para evitar su tala. Mercedes recordó que Juan Miguel era muy exagerado y rió de buena gana, intuyendo que esa historia solo era cierta parcialmente, luego de darse sus respectivos números telefónicos, acordaron que se reunirían para comer o un cafe y conversar sobre todo lo que había pasado en los veinte años en que no se habían visto.
Tres días después ella recibió la llamada telefónica, en realidad no esperaba que Juan Miguel llamara, ella había comentado con su marido ese encuentro y este ni siquiera apartó la mirada del televisor para decirle: ¡Que bueno mi vida!, evidentemente no le preocupaba que su mujer se encontrara con un antiguo novio, porque dudaba mucho que el encuentro volviera a repetirse.
Juan Miguel le propuso aquel lunes verse el martes por la tarde para comer, lo cual a Mercedes le pareció bien, ¡tenía tanto sin distracciones!, casa, trabajo, hijos, de manera reiterada y solo de cuando en cuando una escapada a comer con su hermana. Aceptó aquella cita, después de todo, Juan Miguel siempre fue un chico bien educado y no tenía porque cambiar, además no estaban haciendo nada indebido, estarían en un sitio público, a la vista de todo mundo y solo conversarían sobre los años transcurridos desde que dejaron de ser noviecitos de prepa. En principio pensó comentarle a su marido la llamada y lo que haría, pero por la mañana, cuando pensaba avisarle lo que haría en su día, como se lo comunican a diario todos los matrimonios, tuvo una inspiración extraña que le aconsejó no decir la verdad y solo le dijo a su marido que iría a comer con su hermana y que volvería avanzada la tarde, este solo le dio un beso en la mejilla y luego de decir que estaba bien, abandonó la casa.
Esa tarde ella se arregló de manera sencilla y discreta, un vestido floral abajo de la rodilla, unas zapatillas lisas y clásicas y su cabello discretamente recogido sobre la nuca, un toque de maquillaje y labial, como correspondía a una madre de familia seria y estable. Se citaron en un restaurant muy conocido, donde lo mismo acudían familias que parejas, con un ambiente que no daba lugar a pensar que se trataba de una cita romántica, sino que, hubieran podido ser un matrimonio común o incluso dos personas en una reunión de negocios; al verlo, Mercedes ya no estaba tan segura de que estaba haciendo ahí, Juan Miguel se puso de pie cuando advirtió su presencia en el lugar, y pudo observar que llevaba un blazer de pana café, con unos pantalones de vestir caquis y unos mocasines café; una camisa en tono beige, para una vestimenta bastante neutra y que le daban un aire de relajamiento y a la vez de elegancia, cuando ella se acercó, el la saludó con un beso en la mejilla, bastante convencional, pero que a Mercedes le hizo sentir un ligero estremecimiento.
Luego se sentaron, pidieron de comer, el hablaba de muy buen humor, contaban historias de la preparatoria, de sus amigos comunes, recuerdas a ¿Pancho Arcudia? había preguntado él y ella respondió: - claro, era aquel loco que acostumbraba hacernos reir, recuerdas como podía sacar soda por su nariz y la vez que lo sorprendió el prefecto y lo escupió sin querer con la coca-cola en la camisa blanca, había olvidado ese incidente - y cerró su respuesta con una sonora carcajada que hizo que algunos voltearan a la mesa, entonces Juan Miguel dijo: - ya no está en este mundo - y Mercedes dejó de reir y se quedó seria viendolo, - oh que terrible, que le pasó - preguntó y Juan Miguel le dijo que se había ido a Europa como mochilero y que ya llevaba como tres vueltas al continente y había aprendido varios idiomas en el inter, pero que al parecer la pasaba muy bien, entendiendo la broma, Mercedes retomó su carcajada, y solo se detuvo cuando Juan MIguel la vio a los ojos y le dijo: - había olvidado lo irresistible que es tu risa - y ella no pudo evitar que un ligero sonrojo la atacara. Así estuvieron recordando cosas, como aquella vez que ella reprobó varias materias y para no decirle a su mamá ante la exigencia de los directivos de que la boleta de los alumnos reprobados debería ser recogida por su padre o su madre y si no lo hacía alguno de ellos la suspenderían de clases; recordaron como Mercedes fue al salón de belleza que estaba enfrente de la preparatoria, sacó una clienta de ahí con los rulos puestos y la llevó a la dirección de la escuela para que pidiera la boleta, diciendo ser su madre, lo cual nadie cuestionó, pero cuando le preguntaron como se llamaba la alumna ella se quedó en blanco y no supo que contestar, sin embargo, Mercedes respondió dando su nombre rápidamente y la mujer lo repitió aliviada, habiéndole entregado la empleada la boleta. Esa había sido su salvación. Rieron tanto y tan de buena gana, que no pudieron evitar sentirse algo nostálgicos, por las cosas que hacía tanto habían ocurrido y no pudieron evitar pensar que en esos años eran muy felices y lo peor de todo es que entonces no lo sabían, porque aún la vida no se había interpuesto entre ellos. Para cuando pidieron la cuenta habían consumido además de dos cortes de carne, dos botellas de vino, que aunque no los habían embriagado, si eran bastantes como para que Mercedes se sintiera algo entonada, salieron juntos del restaurant y él la llevo a su auto, estaba ocultándose el sol y al despedirse, se dieron un abrazo que no hizo mas que precipitar las cosas al abismo, él la besó primero suave y luego con intensidad, ella se dejó besar, primero por sorpresa y luego por placer, y entendió que esos años no habían pasado en vano, que ambos aprendieron a besar mucho mejor que cuando fueron adolescentes y que no podían perder la oportunidad, sin hablar una palabra, ambos abordaron el auto de Juan Miguel, dejando estacionado el vehículo de Mercedes en el restaurant y se fueron directo a su departamento, donde el y ella desquitaron las ganas de sexo, uno por falta de pareja y la otra por indiferencia de la misma y luego de eso, se vieron a los ojos, supieron que seguían siendo amigos pese a todo y que esa experiencia deberían repetirla...

sábado, 2 de enero de 2010

EL SUEÑO AMERICANO

Cuando Mariano Rosales decidió irse a Estados Unidos su mujer Agripina Gómez no dijo nada, nunca supo oponerse a nada en su vida, esta vez no sería la excepción, cierto que tenían dos hijas, de cinco y de cuatro años, pero no él sabía que ellas existían, que lo necesitaba, así que aunque su mente y corazón albergaban el temor de enfrentar la vida sola, Agripina tampoco los externó.
Al principio no fue tan difícil, las niñas decían extrañar a su papá y ella les explicaba que se había ido a Estados Unidos para mandarles dinero para su escuela y sus alimentos y el hecho de que cada mes recibía un envío de dinero, que le permitía cubrir sus necesidades más elementales, le daba cierta tranquilidad. Un año estuvieron así, las cartas de Mariano hablaban de que había bastante trabajo, que migración no los molestaba, estaba escondido donde era más facil esconderse, en una gran ciudad, moderna y con una gran cantidad de gentes de diferentes origentes, tenía un trabajo regular, asi que por un tiempo todo estab muy bien.
Después del primer año en Estados Unidos, las cartas de Mariano se fueron espaciando, al principio de una cada dos semanas, se empezó a hacer un mes, cuando ella le respondía preguntando que pasaba, él decía que tenía demasiado trabajo, que aparte del dinero que les enviaba tenía que pagar la casa que rentaba con otros compañeros, porque las rentas allá no eran baratas, que había que pagar las mensualidades del auto que compró, porque en esas ciudades tan grandes un auto era una necesidad, ella solo guardó silencio, pero empezó a notar que los envíos mensuales eran menores, al principio solo diez o veinte dólares menos, luego empezaron a espaciarse, un mes y quince días entre cada uno de ellos. Entonces su pretexto ante las niñas empezó a flaquear, pues no podía explicar la ausencia del padre si ahora el sustento era más flaco.
Para el tercer año, los envíos cesaron por completo, cesaron las cartas y cesaron las preguntas de las niñas, que empezaron a olvidar al padre, su madre estaba enferma, la casa humilde se había quedado a medio construir, pues el dinero ya no llegaba en definitiva, la madre que yacía en cama y el hambre hizo que las hijas de Mariano salieran en busca de alimento, al principio por la cuadra, luego por el resto de la ciudad.
Nadie se acordó de ellas, si mucho el abuelo paterno pedófilo, que ahora sabía que las niñas estaban desamparadas, con una madre que no podía cuidarlas, pero antes de que pudiera poner en práctica sus intenciones, la madre falleció, los vecinos decían que de hambre, otros que de tristeza, pero lo cierto es que se quedó preguntandose donde había ido el hombre que había amado en un día, sin conocer el porqué de su abandono.
Así pasaron un cuarto y un quinto año, de las niñas no se sabía nada, porque habían abandonado la casa, luego los vecinos supieron que habían vivido un infierno gótico de hambre, de miseria, de abandono, que la mayor se prostituyó para darle de comer a la pequeña, que las dos habían sufrido mal trato y que fueron finalmente recibidas en un albergue donde habían recibido refugio y alimento durante muco tiempo, así, pasó mucho tiempo, su padre seguía en Estados Unidos, a saber de todos. Las chicas, sin educación, sin un camino definido, un día dejaron el sitio donde habían vivido hasta entonces, una de ellas se fue a vivir con un sujeto que aunque tenía veinticuatro años, casi diez mas que ella, era el único camino que veía para seguir adelante, no quería volver a la calle jamás, la otra la siguió por inercia, le daba igual alla que acá. La última vez que supe de ellas, la mayor tenia tres hijas, con otras tantas parejas, seguían sin encontrar su camino en el mundo y la menor seguía en un estado casi catatónico, de insensibilidad de la vida, ambas con la voluntad apagada y solo esperando el día de su muerte.
¿Qué fue de Mariano y su sueño americano en ese tiempo?, después de casarse con otra mujer, pese a que estaba legalmente casado en México, ella no lo sabía y tampoco él iba a decirselo, por ese motivo dejó de enviar dinero a casa, no podía dejarle saber que tenía alla una familia, pero tampoco tenía quieto el aparato reproductor, era un hombre que jamás supo estar quieto, sus múltiples infidelidades dieron por resultado que esta segunda esposa lo abandonara, y ahí empezó un camino de mujeres, parrandas, que llenaron sus años, olvidado de todo lo que dejó atrás, su nivel de vida fue decayendo, porque sus compañeros no lo toleraban durante mucho tiempo, cuando se atrasaba con su parte de la renta y servicios, entonces vivía en un departamento pequeño, que no tenía nada en el interior, en un barrio cualquiera, solo con un colchón en el suelo y su ropa apilada de cualquier forma. Luego empezó a sentirse mal, pese a que sabía que por su condición de ilegal no debía llamar la atención y acercarse a un hospital público, tuvo que ir, se sentía muy mal, todo el cuerpo le dolía, era como un resfriado que no se iba y ahí fue que se le dió el veredicto final, la sentencia que condensaba el resultado de una vida dispendiosa, era portador de VIH. No tenía recursos para atenderse, ni quien lo cuidara en los momentos de crisis, así que solo le quedaba esperar la muerte, en el rincón donde vivía. Ahí terminó su sueño americano.