lunes, 19 de abril de 2010

¡¡NO TE DURA NADA!!

Mi marido llegó por la noche con un perrito, una monada de cachorro de boxer, atigrado, negro con café, muy bello, estaba radiante:
- Aimé, mira lo que nos regalo mi tía Rosita, son de la camada nueva de la Leona, estan hermosos.-
- ¿Porqué te lo regaló Roberto? tu tía se dedica a vender esos cachorros, es un dinero para ella.-
- Si, pero dijo que este no cree que se le venda, nació como mas chiquito, más debil y no creo que pueda venderlo, se ve un poco decaidito, pero esta lindo, verás que con cuidados va a ponerse fuerte y grande y cuidará la casa, y cuidará a los niños.-
-¿Cuáles niños? - pregunté- Pues los que vamos a tener linda, ¡como que cuales!
- Mmm, bueno, pero tu lo vas a cuidar mientras se acostumbra a estar lejos de la mamá, las primeras noches lloran mucho y también te toca la limpieza -
- Si reina, no te preocupes, yo me hago cargo, mira que lindo, esta un poco sucio, creo que tiene algunas garrapatas, ultimamente los perros de mi tía han estado padeciendo eso, por aquí tengo una poca de gasolina, le pondré para matarle los bichos.-
- ¿Roberto estás seguro?, que yo sepa la gasolina no es para eso, mejor vamos a la veterinaria y le compramos un insecticida especial para animalitos. -
- Es muy noche, ya no encontraremos ninguna abierta, ¿Dónde dejaste la botella que tenía con gasolina?-
- Debajo del zinc - respondí resignada, lo conozco y se que cuando mi marido se pone necio no hay poder humano que lo haga cambiar de opinión, lo cual nunca me quita a mi el placer de decir "te lo dije" cuando irremediablemente comete sus pendejadas. Triunfante, tomó la gasolina y se metió al baño con el perro, el cual ni cuenta se daba de lo que estaba pasando, pasaron unos minutos en que no se escuchaba nada y de pronto, empecé a escuchar como el perrito ahúllaba, de una manera terrible, como si estuviera pasando un tormento chino. Entonces entré en el baño, y encontré a Roberto sentado en el piso de la regadera, con unas pinzas pequeñas, el perro en el regazo, según él "desparasitándolo".
- ¡Que bárbaro eres Roberto, vás a matar ese pobre animal! -
El me vio con una tremenda serenidad, como si no pasara nada.
- Es que no le cayó muy bien la gasolina, malditas garrapatas sintieron y se pusieron a torturar al pobre animalito, pero ahorita se las arranco a las desgraciadas y ya estará bien.-
- Pues quien sabe que está sintiendo, miralo, se retuerce desesperado, pobre. -
- Deja lo enjuago para que la gasolina deje de molestar a las garrapatas y dejen de torturarlo -
Entonces tomó un cubo de agua de la regadera, sumergió al animál sin más, solo del cuerpo, no es tan salvaje después de todo. El perrito seguía ahullando, con mas nostalgia que un político al final de su sexenio. De pronto dejó de ahullar, colgó la cabeza a un lado y sacó la lengua, yo pensé que la Diosa fortuna nos había regalado la dicha de tener un perro actor, se murió con más estilo que si fuera Al Pacino, pero solo tardé un segundo en darme cuenta que se murió de verdad. Mi marido me vio con cara de "no te atrevas a decirme te lo dije" y yo lo vi con cara de "pos no te digo, pero ya sabes que te lo dije". Dejó ahí al perrito y se fue a sentar muy triste a la sala.
Como una hora después fui a donde estaba y le dije:
- ¿Si te sabes el chiste del gatito que lo lavaron y que no se murió de la lavada, sino de la exprimida?- y me quedé viendolo con la mas grande mirada de inocencia...

1 comentario:

M a r u dijo...

Hola, llegue a tu blog, via martha de paginas sueltas, me gustomuchisimo, ya casi lo lei todo, tus historias captan la atencion por completo y ya no puedes dejar de leer. Por aqui seguiremos, saludos...