sábado, 21 de marzo de 2020

DECIR ADIÓS

         Julio de dos mil dieciocho, desde el día vigésimo primero por la mañana, no estás aquí y te he extrañado en todo lo que he hecho, es como una nebulosa, en todo momento pienso en esperar tu llegada y hay una dolorosa revelación cada vez que recuerdo que no regresarás, tu ausencia me tomó por sorpresa, aunque nos despedimos con el mismo amor de siempre, nunca pensé aquella mañana que no volverías a hablar conmigo, he recorrido el país de orilla a orilla, buscando en algún lugar donde te quedaste y cada objeto, cada lugar, es doloroso para mi, incluso aquellas cosas nuevas, que pienso debí compartir contigo, me lastiman, porque ya no puedo ver el mundo con tus ojos ni tu con los  míos, porque no puedo tomar tu mano para subir una montaña, porque no está tu brazo para cubrirme en las horas de frío. 
            A veces pienso en los momentos de nuestra última conversación, te dije que te amaba y que por mi no siguieras sufriendo, que si podías recuperarte lucharas todo lo posible y yo estaría a tu lado, pero si estabas agotado, deberías descansar, que no te preocuparas más que de ti; yo no sé si era la señal que querías para partir, pero tu cuerpo dejó de de responder quizá como una coincidencia más de tantas cosas mágicas, el mismo día que nos casamos, nuestro aniversario de bodas, partiste de este plano. Es curioso como estoy escribiendo esto en primera persona, hablándote,como si no te hubieras ido, pero aún mi mente a estas alturas te piensa, te habla a diario y te extraña. En todas las cosas que ya no pudimos hacer en conjunto y que hubiera querido reír, escuchar, sentir, oler y respirar contigo... 
              Quisiera reclamarte, pero se que no fue tu culpa, busqué culpables entre tanto dolor, hubo quienes sumaron a tu pena, a tu sufrimiento, a veces volteo la mirada hacia mi y pregunto ¿qué pude hacer distinto que evitara tu muerte? solo me responde el absurdo de la vida, con su vértigo y su indolencia, me lo dice el viento y los días nublados con su aplastante nostalgia: nada, sólo soy una humana que no pudo  hacer nada y con los brazos cruzados  le fue arrebatado su compañero y cómplice, su proyecto de vida y sus sueños; que hay muchas cosas más para seguir, pero ya no estás aquí para hacer equipo conmigo y disfrutarlas. He pisado de nuevo esas calles donde caminamos, aquí y en otras partes del mundo, buscando tu recuerdo y me doy cuenta que ese va conmigo, en todas las cosas que me dijiste; a veces la nostalgia da paso a la furia, al reclamo del absurdo de tu partida, a lo injusto de haberme olvidado, a veces entiendo que fue la vida y que no se podía hacer mas para evadir lo que ya estaba escrito... yo que no creía en el destino, me siento impotente para cambiar algo que siento que se escribió antes de mi nacimiento y por eso tengo que explicarlo de alguna forma. 
           Sólo se que desde que te fuiste se me rompió algo por dentro, sigo luchando por conservar esa esencia que tanto te gustó de mi, con energía, con valor, con alegría y ganas de vivir, viajar, cantar, bailar, todo eso que siempre nos unió tanto. Nunca me habré de despedir del todo, nunca podré entender que no volveremos a vernos, aquí seguiré hablando contigo a diario, en mis recuerdos, en mis silencios, en mis soledades. Al final de todo este camino, me gustaría pensar que viviría de nuevo nuestra historia de volverme a encontrar contigo. 

No hay comentarios: